Cada terraza y pequeño espacio urbano-doméstico, puede y debería ser aprovechado como un microecosistema.
No salvaremos el planeta, pero mejoraremos nuestra calidad de vida y contribuiremos a mejorar el entorno urbano.
La contemplación del «verde», de retazos de naturaleza, tiene efectos positivos sobre el estado anímico.
Si a eso añadimos que, como se aprecia en la foto, cualquier flor, ornamental o silvestre, es un recurso para insectos, el pequeño gesto de reverdecer terrazas y balcones es un pequeño pero útil beneficio para el sistema urbano.
Y, por supuesto, un placer poder observar los ritmos naturales al lado de nuestra ventana.