La abeja, Apis mellifera, es esa fascinante especie de la que depende en gran manera nuestra alimentación y el mantenimiento de los ecosistemas.
Por si eso fuera poco, contemplar su vuelo errático buscando flores donde libar y transportando esas bolsas anaranjadas de polen en sus patas traseras, es un momento de gran belleza.
Y todo esto, en plantas de terraza. Así de agradecida es la abeja y, por extensión, la vida que nos rodea. Esa misma vida que se ve amenazada por nuestra tan deficiente forma de gestionar nuestro hábitat y el de nuestro entorno.