Un día de nubes y viento es un regalo para la vista y un deleite para el fotógrafo. El cielo, lleno de colores y movimiento, acapara la mirada.
Sin embargo, me sorprendió ver este gran vilano zarandeado por la fuerza del viento.
En su frenético viaje, esta semilla nunca olvidó su propósito. Se dejó llevar por el viento, se elevó con él y se arrastró entre ramas cuando cesó su fuerza; cuando parecía haber encontrado su destino final, una inesperada racha la lanzaba nuevamente hacia el cielo azul.
Así alcanzó lejanos lugares, y en aquellos suelos, la humilde semilla se transformará en vigorosa planta, tan fuerte y unida a la tierra que ni aquel salvaje viento podrá arrancarla. Propósito cumplido!
A veces los pequeños párrafos son los que llegan al corazón.